miércoles, 5 de octubre de 2011

¿Me retiro?

Por si alguien lo duda cuando lea la siguiente entrada, la fecha en que la redacté no se corresponde con aquélla en la que la publico.

Para situarles, les diré que es de hace un año largo, allá por las calendas de octubre de 2010, cuando escribía en otro blog de idéntico nombre, en la web de una revista que no mentaré.
De modo que les rogaría que se retrotrajeran a esos días de finales del veranillo de San Miguel, que no eran muy distintos a estos de canícula que estamos viviendo ahora.

"Lo reconozco, aun temiendo que a alguien le fastidie: acabo de regresar de mis vacaciones.

Cuando casi la totalidad de la población ya lleva un mes (o más) trabajando, ahora me toca a mí padecer el síndrome post-vacacional. Un verdadero fastidio porque todos a tu alrededor lo han superado ya. No hay apoyo mutuo.

La contra es que septiembre ha sido un mes muy voluble y tan pronto hacía un calor exagerado y corría al río a bañarme, como por la tarde se nublaba y tenía que salir corriendo del agua para no pasar frío. Porque sí, existen más elecciones aparte de la playa y el turismo urbano. Y concretamente yo elegí Cáceres, donde lo más parecido a la playa son las incontables piscinas naturales de los ríos (¡con sombrillas, tumbonas y chiringuitos! Está todo pensado) y en cuanto a turismo, hay de sobra. Por algo es la 2ª provincia más extensa de España (la 1ª es Badajoz. Todo queda en Extremadura.)


De modo que, tras unas vacaciones de relax y turismo sosegado, a priori debería haber vuelto con las pilas cargadas; pero con lo que he vuelto es con ganas de no volver y de quedarme allí.

Por eso he tardado tanto en actualizar. Todo el tiempo me rondaba una idea para la siguiente entrada muy acorde con la tranquilidad del mundo circundante: la famosa "Oda a la Vida Retirada" de Fray Luis de León, escrita en honor del emperador Carlos V, que se había retirado a Yuste tras abdicar.



Pero, cuando al fin disponía de Internet (vale, otro inconveniente de escoger un pueblo, que vives prácticamente como a principios del s.XX) sinceramente, no me vagaba ponerme a escribir. Prefería vivir, experimentar en primera persona esa sugerencia del genial poeta humanista.



Quien me quiera abroncar, que lo haga porque lo merezco. Abandonar un blog tanto tiempo. ¡Qué aberración! Aunque seguro que a más de alguno/a le habrá dado pereza ponerse a actualizar el blog.

Mas cuanto más recordaba el comienzo del poema, menos ganas tenía de sentarme frente al teclado:

¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!

Y ahora, volviéndolo a leer, se me agudiza el dichoso síndrome. ¿Veis? Tenía que haber escrito sobre otra cosa..."


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